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viernes, 7 de enero de 2011

No... no me intentes explicar, no te preocupes corazón.
Las palabras están demás ; tu mirada lo ha dicho todo.
Lo noté desde que te vi entrar... lo sabía antes de llegar.
Debo confesarte ; nunca creí que aquel lunes sería el último día que te podría abrazar...
creí que no todo era tan grave; que podríamos con más...no; no pudimos.
Ojalá alguien me hubiera avisado... ojalá te hubiera dicho cuánto te quiero en esa última llamada.
Ahora estamos aquí, sin decir palabra... sin cruzar miradas.
Te quiero tanto y sé que tú a mí... desearía que no nos hubieramos lastimado así.
De pronto me llega esa sensación ; esa desesperación...
la verdad es que no soy tan fuerte como lo pensaba...
Me miras y tus ojos se cristalizan... tú también lo sabes; este es nuestro final.
Aquí es cuando deseo llamar a alguien para que me de fuerza... a alguien que me diga que todo estará bien... pero ¿a quién llamo si la única persona que me puede tranquilizar está frente a mí con el corazón roto por mi culpa? ¿cómo le llamo si mi corazón está roto por su culpa?
Te extraño a rabiar y aún no te marchas...
nunca creí que terminaríamos así ; dejamos llegar muy lejos las cosas y hoy no encontramos el regreso...
el perdón se volvió lejano cuando el dolor se volvió tan grande.
Me paro y te veo salir... cierro los ojos; desearía no estar aquí.
Tal vez un día veamos atrás y no dolerá tanto...
tal vez algun día recordarás cuánto te amé
tal vez un día te recuerde sin ganas de llorar.
Tal vez mañana podamos sonreír...

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